Bio

Miguel Ángel Valls Serra




Arte con espíritu


Nacido en el barrio del carmen de la ciudad de Valencia, Miguel Ángel Valls se traslada a París a los 4 años de edad, ciudad donde vivió hasta los 14. A esa edad regresa a tierras valencianas para emprender una nueva etapa en el pueblo materno, l'Alcúdia. Al acabar los estudios empieza a trabajar con su padre, José Valls Martí, ebanista, escultor y pintor, además de su maestro. Sin saberlo, Miguel Ángel estaba asentando las bases del que sería su futuro, aprendiendo las habilidades y destrezas con la madera que a día de hoy le han permitido desarrollar su particular arte.

Casado con una mexicana, el viaje para conocer a la familia política propició su primera toma de conciencia con el mundo espiritual, en sus vertientes científica y mágica. A través de una exposición sobre la cultura maya, Miguel Ángel apreció que este pueblo se comunicaba en 5 dimensiones, entre las cuales estaban la religiosa, la científica y la mágica, centrándose sobre todo en las dos últimas. A partir de esta revelación empieza a introducirse en grupos de trabajo con luz, trabajos de canalización de la energía vital universal dirigidos a la sanación de la tierra, como los trabajos con Reiki o con los rayos violeta.

La suma de su experiencia en ebanistería con los conocimientos espirituales adquiridos forja el trabajo que realiza hoy día, dirigido a la creación de piezas armonizadoras de ondas que inciden en nuestro campo de energía aportando fuerza, valor y sanación.  Sus grabados y esculturas transmiten paquetes de información vibracional que aportan una energía limpia y pura, conjugando la geometría sagrada con la simbología universal y los tótems de animales de poder.

En sus viajes a México, Miguel Ángel Valls conoció los lugares sagrados de los mayas y su cultura, hecho que supuso el detonante para contactar con su esencia primigenia. La belleza provocó un reflejo en su yo verdadero, el artista que llevaba dentro, el artista como transmisor del mensaje universal más allá de técnicas y de corrientes artísticas.

Las formas geométricas reflejan las frecuencias del universo, la materia de la que estamos hechos todos y todo. Miguel Ángel trabaja el arte a través del sentir y más allá de la personalidad, canalizando las frecuencias universales para materializarlas en combinaciones geométricas, arquetipos del inconsciente colectivo que son representaciones comunes al ser humano. Los hallazgos de arquetipos coincidentes entre culturas distantes y dispares reafirman la idea de unicidad de la especie humana.

A principios de 2009 Miguel Ángel Valls empieza a realizar armonizadores de energía en madera, ecualizadores de ADN que actúan en el nivel sutil sobre la esencia de la persona y del espacio, incidiendo en los trece centros de poder del ser humano. Hacia el verano del mismo año empieza a pintar generadores de energía a través de formas geométricas y de animales totémicos de poder, con tempera o gouache sobre papel.

Para diferentes culturas ancestrales como la celta, el árbol (y por tanto la madera y sus derivados) está directamente relacionado con la esencia primigenia. Según la mitología vikinga, el primer hombre y la primera mujer fueron creados a partir de un roble y de un fresno. El árbol de la vida y el árbol del mundo. Es por eso que Miguel Ángel Valls plasma su creación sobre madera y sobre papel.

Con el año 2010 llegó la primera exposición de su trabajo, Madre Tierra. El mes de enero su obra fue vista en el Centro Cultural El Molí de Benetússer y casi acabando el año, en el mes de noviembre, en la Casa de la Cultura de L'Alcúdia. Entremedias, una de sus esculturas armonizadoras resultó seleccionada en la 3ª Edición del Premio Sorolla a las Artes y estuvo expuesta en los Astilleros Reales del Puerto de Valencia.

“El nombrado autodidactismo no existe realmente, tenemos madres y padres, todo un entorno y un pasado que nos influyen. En el ADN tenemos registrada toda la información de lo que somos y de dónde venimos. Los antepasados nos dan la base sobre la que crecer, continuar su linaje. Más allá de este bagaje entra en juego el compromiso de cada ser y cada alma por realizar la propia misión en la vida.”
                                Miguel Ángel Valls Serra